



Esther Ferrer, Íntimo y personal, 1990 París
La presencia com a voluntat o la voluntat que té presencia s’aproxima a la definició Xinesa de performance, l’art del comportament. El crític d’art Gao Minglu explica (Zhang Huan, Piligrane to Santiago, Gotthem Gallery y Xunta de Galicia,2001) que la xingwey yishu enfatitza la relació de l’individu dins de la societat, relació fonamental en la història del pensament social i polñitic a Xina. La performance incideix plenament en el camp de la ètica i la filosofía, està profundament lligada a l’activisme, no és estrany que en la seva història a Xina hagi estat censurada per la repressió política. En una línia semblant Esther Ferrer, explica que
“ la libertad, en esos años, estaba muy limitada. En la época del franquismo todo lo que hacías tenía una lectura política. Hicieras lo que hicieras. Quedarte parada mirando al público durante un minuto o más provocaba que inmediatamente la gente empezara a gritar ¡libertad! u otras cosas, como pasó en los Encuentros de Pamplona de 1972. Es decir, hay muchas maneras de hacer arte político sin pasar por ser absolutamente explícito. De todas formas, en la España de entonces o eras una cosa u otra. No se podía escapar.”
L’art de l’actuació o la interpretació traspassa la teatralització, és un acte de corporeïtat que reivindica el cos com a d’experiència “
“Pienso también que vivimos en un mundo tan numérico, tan de abstracciones... Este arte que está en tu cuerpo, pero no en el cuerpo teatralizado, este arte de la presencia tal vez sirva a los jóvenes para afirmarse físicamente, para favorecer un cuerpo que cada vez parece más pixelizado. Esa vuelta a la presencia del cuerpo, con sus miserias, sus alegrías, sus flaquezas, su físico, puede ser importante para ellos".
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